¿ESTÁS LISTO PARA SER BENDECIDO?
Por: Rodney Howard-Brown
13.2.2006
Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: 8 Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. 9 Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: «¿Y quién es el Señor?» Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. Proverbios 30:7-9 NVI
Estas fueron las palabras de Agur el hijo de Jakeh de Massa. Salomón pensó que eran de tal importancia que las incluyó en el libro de Proverbios. Agur le pidió a Dios que quitara de él toda vanidad y palabra mentirosa. Él hizo un compromiso con Dios de decir la verdad y le pidió a Dios que lo ayudara a hacerlo. Él también le pidió a Dios que no le diera ni riquezas ni pobreza, solo lo necesario.
Cuando las personas carnales tienen todo lo que necesitan, pueden volverse arrogantes y negar a Dios, atribuyéndose a sí mismos el mérito de su éxito. Cuando las personas carnales tienen escasez, puede que ellos les roben a otros para suplir sus necesidades, pecando contra Dios y su prójimo. Cualquiera de las dos cosas está muy mal hecha. Hay aquellos que creen que todos sus problemas se resolverían si tan solo tuvieran todo lo que quiesieran tener. Otros piensan que la espiritualidad y el carácter santo solo pueden venir por medio de la pobreza y la escasez. Pero ambas de estas creencias están erradas. No te juzgues por lo que está o no está en tus manos. Tú no eres mejor, como persona, por lo que posees, ni eres peor, como persona, por lo que no tienes, y vise versa.
Ni la pobreza ni las riquezas tienen el poder para hacerte una mejor persona, solamente revelan lo que ya está en tu corazón. Ser una mejor persona solo viene de hacer un compromiso de corazón con Dios. Si has hecho un compromiso sincero con Dios, ni la pobreza ni las riquezas deberían tener la habilidad de persuadirte o cambiarte. Si tú estás completamente entregado a Dios, la pobreza no te detendrá, y las riquezas no te van a corromper. La actitud de tu corazón determina el resultado de tus circunstancias. Lo que tú tienes en tu corazón es lo que cuenta, ¡no solamente lo que tienes en tu mano! Tu sincero compromiso con Dios te protegerá de hacer un enredo de tu vida, no importando cual sea tu situación económica.
Agur le pidió a Dios que le diera solo lo que él podía manejar, sin tener una mala actitud o pecar contra Dios. Dependiendo de tú forma de pensar, podrías ver está petición de dos maneras. Podrías ver a Agur como un hombre que no quiere que Dios le de muchas cosas o como un hombre que ¡le pide a Dios que lo ensanche en su interior y que lo haga capaz de manejar todas las bendiciones que Dios le puede enviar! El hecho en este asunto es que siempre obtenemos lo que esperamos recibir. Si tú solo tienes esperanzas de recibir un poco, así será. Pero si tú quieres la habilidad de manejar más, y esperas que Dios obre en tu corazón en esta área, también lo tendrás.
Examina tu propio corazón y júzgate a ti mismo. ¿Crees tú que no eres suficientemente bueno para recibir las bendiciones de Dios? ¿Crees tú que Él quiere que tú seas pobre? ¿Crees tú que Él te ama? ¿Crees tú que a Él realmente le gustaría bendecirte? ¿Te humillarías y te acercarías a Dios, permitiéndole hacer una obra en tu corazón y en tu vida, para prepararte para todo lo que Él tiene para ti?
Recuerda que si quieres que Dios te de más habilidad, también necesitas estar preparado para recibir más responsabilidad. Tiene que ver con la obediencia y la fidelidad con las cosas que Dios ya ha puesto en tus manos, y el compromiso de ser aún más obediente y fiel día tras día. Algunas personas quieren las bendiciones sin compromiso de cumplir a la voluntad de Dios. Hay que pagar el precio por las bendiciones de Dios en tu vida. Si tú pones tu corazón en las manos de Dios y le pides que te dé solo lo que tú puedas manejar, entonces tú parte será de enfocar tu atención para un cambio de corazón, permitiendo que Dios te ensanche en el interior para que seas capaz de manejar más. Haz los ajustes, deja que Dios sea el centro de tu vida, y permite que tus cosas sean solo cosas. Recuerda que Dios te ha prometido darte pan para comer (lo que necesitas para satisfacerte) y también semilla para segar (para ser una bendición para los demás).
No tengas una mentalidad de pobreza, ¡ten una mentalidad de bendición! Permite que Dios establezca el nivel de tu prosperidad. Pídele a Dios que te dé solo lo que tú puedes manejar y solo lo que Él quiera que tú tengas. Si tú piensas que tú quieres algo, pregúntale a Dios Su opinión sobre el asunto. Pregúntale si Él quiere que tú lo tengas en este momento. Consúltale al Señor en todas tus decisiones de compras que tú hagas. «No me des pobreza ni riqueza. ¡Dame solamente lo que necesite para servirte con todo mi corazón!» Este es el clamor del corazón de una persona que ama a Dios con todo su corazón y que solo quiere lo que Dios quiere.
Verás que si tienes en cuenta a Dios en esta área de tu vida, Él sin duda hará excesivamente, abundantemente, superabundantemente, mucho más que todo lo que tú puedas pedir o imaginar, aun infinitamente más que tus mayores oraciones, deseos, pensamientos, esperanzas, o sueños, según el poder que está obrando en ti (Efesios 3:20).
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