El siguiente te artículo lo tomé con permiso de:
http://www.poderenlinea.com/cristianismo-practico/15-02-2009/apostatas-y-denunciantes-la-iglesia-bipolar-de-hoy/
Por Carlos González
Si, tiempos de crisis, no económica, si no espiritual. Pero esta crisis ha sido perdurable desde los tiempos de Nerón, aun antes. Hoy se denuncian libertinajes, falsos profetas, milagreros de poca monta superinflados por la TV y los medios y “artistas” o “comerciantes” del evangelio. Los que los denuncian se llaman la iglesia santa, la iglesia pura y que busca la voluntad de Dios desde la humildad. Al otro extremo están los que han hallado, dicen, la revelación, el avivamiento, el fuego, un encuentro con Dios transformador en milagros, dones y prosperidad. ¿Quien ganará? ¿Se abren las apuestas? Yo no le apuesto a ninguno.
Cuando comenzaba a crecer en el grupo cristiano donde conocí el evangelio, una noche miré en la televisión un amenazador documental acerca de el fanatismo denunciado por Jorge Erdely e Israel Eirén, mismo que acusaba a grupos cristianos como Calacoaya, Castillo del Rey o Vino Nuevo de caer el libertinajes y abusos. También se hablaba de la congregación donde asistía: Amistad Cristiana.
Cuando el movimiento de “la bendicón de Toronto” se dio por completo en México, Amistad Cristiana se vio renuente a entrar a ello. Al menos, la parte central del grupo, porque había grupos más pequeños en otras partes del país o la ciudad de México, que no eran tan renuentes a las nuevas experiencias “carismáticas”.
Mientras en Amistad Cristiana (la cede) se usaban los llamados dones espirituales con moderación y sin actitudes escandalosas (temblores, gritos, caidas, etc.) en otros grupos se daba pie no sólo a “el vino nuevo”, si no que nacieron tendencias claramente marcadas como ultracarismáticas. Entonces, se dio una especie de cisma y se separaron de la interpretación común de dones o manifestaciones del Espíritu, para enfatizar las visiones, los gritos, las risas, borracheras y caidas.
Entonces, los denunciantes Eirén y Erderly, ante la televisión acusaban a Amistad Cristiana de abusos y exageraciones, manipulaciones emocionales y demás, pero, usando el nombre de Amistad Cristiana. Iban a un grupo de cierta ciudad o municipio, hacían tomas con cámaras infiltradas, luego iban fuera de la cede y tomaban gente saliendo de las reuniones; usaban los gritos de unas tomas y los ponían como fondo en otras tomas sin gritos, cortaban y editaban y al final, como las mejores películas, todo era obra de la edición. Cristianos que mienten, roban (¿no han visto los videos en youtube con imágenes que se usan sin pagar derechos a sus autores?) o chismean. Cristianos que pecan para denunciar los pecados, fariseos nacidos “de nuevo”.
Esta escuela fue bien aprendida por muchos hoy en día y es practicada hasta la saciedad. El problema es, que por otro lado, en la iglesia moderna, carismática y deseosa de crecer, también hay personas vanidosas, tibias o alejadas de Dios que hallaron en su epifanía la manera de llenar auditorios, recolectar ofrendas suntuosas y ganar control mediático a su beneficio.
Un pastor que al soplar hacía caer en trance a 30 filas en un auditorio,”por obra del Espíritu”, ganaba de inmediato la autoridad para decir lo que fuera y la gente en busca de esperanza ante enfermedades, desunión familiar o tristeza lo creía. Nacía una nueva manera de mantener el orden. “No me critiques, porque soy el ungido de Dios y hay deaquel quien toca al ungido de Dios”. “No recibes porque no haz creído, si crees, trae tu ofrenda como muestra de fe”. “Debes hacer lo que te dicen tus pastores, si se equivocan Dios te protegerá al ver que te apartas de tu espíritu de rebeldía”.
Entonces, tenemos ahora dos puntas, dos fuerzas que intentan separarse una de la otra y en el proceso se apartan del centro, que es Cristo; nace la iglesia bipolar, la iglesia paranóica en crisis que hoy vemos, en la que los de enfrente son los malos y nosotros los buenos.
Malo es que un pastor abuse, tratando de ganar control emocional de quienes asisten a sus reuniones (cultos). Malo es quien aprovecha la ignorancia de quienes no leen y en cambio escuchan sin comprobar. Malo es que se acuse cambiando nombres, editando, añadiendo efectos de sonido. Malo es todo ello y ambas partes hacen lo mismo.
Cuando los nuevos curanderos quieren ganar control dicen que Dios los respalda con milagros y prodigios, entonces se llaman profetas, apóstoles, maestros, usan técnicas de lectura de lenguaje corporal y no verbal para conocer cosas de la gente y lo usan para dar profecías que no se cumplen pero emocionan, hacen acusaciones incomprobables. Por otro lado, los nuevos fariseos acusan a los otros de apóstatas, de impíos, los hacen culpables de la caída de la iglesia, los denuncian pero lo hacen mintiendo, juzgando a culpables e inocentes por igual sólo por ser modernos, porque con ideas nuevas sacan gente de iglesias aburridas. Dicen que Dios no es aburrido pero quieren convencernos de lo divertido que es pasar tres horas con un pastor repetitivo e ignorante que no cree en el poder de Dios. Unos inventan milagros, oro que no es oro, diamantes que son vidrios; los otros inventan pruebas en su contra, aullidos de CD en videos parchados, testimonios preparados. Los dos ajustan la biblia para que suene como ellos quieren.
¿Qué tiene de malo danzar y bailar en la iglesia los domingos? ¿tiene algo de malo querer ser exitoso e interpretar el “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” como una visión de alguien que pasa de reconocer sus debilidades, dejar que Dios se manifieste en ellas y luego le de victoria? Dios quiere el éxito para nosotros, para todos, lamentablemente estamos frente a dos extremos, uno vende el éxito y otro condena a quien lo vende. Al final ninguno tiene la razón.
Yo no quiero ser así. Yo quiero estar al centro, quiero creer que puedo seguir a Cristo, sin condenar a otros, sin contender, sin condenar, sin avergonzar a los demás. Quiero vivir lejos de esas personas que acusan y de los que comercian. Al final, el evangelio no es la gente, no todos somos como ellos. Muchos queremos seguir a Cristo, seguirlo de verdad, en paz, con misericordia.
