C. La fe en que la resurrección del Señor puso en vergüenza a Satanás
En tercer lugar, debemos creer que la resurrección del Señor puso en vergüenza a Satanás; de modo que ya no puede atacarnos.
En Colosenses 2:12 dice: “Sepultados juntamente con El en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados juntamente con El, mediante la fe de la operación de Dios, quien le levantó de los muertos”. Este versículo habla tanto de la muerte como de la resurrección. El versículo 13 presenta el hecho de que nosotros estábamos muertos y resucitamos; el versículo 14 nos muestra lo que realizó el Señor al morir; y el versículo 15 nos dice que el Señor Jesús despojó a los principados y a las potestades y “los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. El versículo 20 dice: “Si habéis muerto con Cristo”, y en 3:1 leemos: “Si, pues, fuisteis resucitados juntamente con Cristo”. Este pasaje comienza con la resurrección y finaliza con la resurrección; y entre el principio y el fin se habla de triunfar en la cruz. Debemos permanecer en resurrección para triunfar en la cruz.
¿Cómo podemos hacer esto? La declaración que hicimos anteriormente lo explica: el Señor murió, y nosotros morimos en El. Satanás, quien tiene dominio sobre el viejo hombre, sólo nos puede perseguir hasta la cruz, pero la resurrección está fuera de su alcance. Así como Satanás no tenía nada en el Señor Jesús mientras estaba en la tierra (Jn. 14:30), tampoco tiene nada en El ahora que está en resurrección. Satanás no tiene absolutamente ningún lugar ni ninguna autoridad en la nueva vida. No puede tocar nuestra nueva vida.
Cuando el Señor Jesús estaba en la cruz, estaba rodeado de innumerables demonios, los cuales pensaban que podían destruir al Hijo de Dios. Esto pudo haber sido una gran victoria para ellos. No tenían idea de que el Señor Jesús iba a morir y luego saldría de la muerte y vencería la autoridad de la muerte. Este es un hecho glorioso: el Señor no pudo ser retenido por la muerte. Por eso, tenemos la confianza de decir que la vida de Dios vence la muerte.
¿Qué es la vida de resurrección? Es una vida que no puede ser afectada por la muerte, que trasciende la muerte, que va más allá de los linderos de la muerte y que no puede ser retenida por la muerte. El poder de Satanás se extiende solamente hasta la muerte. El Señor Jesús demostró con Su resurrección cuán grande es el poder de Su vida, pues con él desmenuzó el poder de Satanás. La Biblia llama a este poder “el poder de Su resurrección” (Fil. 3:10). Cuando este poder se expresa en nosotros, todo lo de Satanás es derribado.
Podemos resistir a Satanás porque tenemos la vida de resurrección, la cual no tiene nada que ver con Satanás. Nuestra vida procede de la vida de Dios; es una vida que no puede ser retenida por la muerte. Satanás no puede tocar esta vida, porque su poder sólo llega hasta la muerte. Debemos mantenernos en la resurrección y mirar triunfalmente hacia atrás por medio de la cruz. Colosenses 2 habla de triunfar en resurrección. Dicho capítulo habla de la resurrección, no de la muerte. No triunfamos sobre la muerte por medio de la resurrección, sino en la resurrección.
Al resistir al diablo los hijos de Dios deben declarar con una fe firme: “Gracias doy a Dios por haberme resucitado. Satanás, ya no puedes hacer nada. ¡No tienes poder! ¡Esta vida está muy por encima de ti! ¡Satanás, aléjate de mí!”
No podemos hacerle frente a Satanás basándonos en la esperanza. Sólo lo podemos detener en la resurrección, el terreno del Señor. Este es un principio fundamental. Colosenses 2:12 nos dice que debemos creer en “la operación de Dios, quien le levantó [a Jesús] de los muertos”.
Necesitamos mantener ante Satanás la posición que tenemos ante Dios. La Biblia nos dice que cuando nos acerquemos a Dios lo hagamos con manto de justicia (Is. 61:10; Zac. 3:4-5), el cual es Cristo. Necesitamos vestirnos de Cristo para acercarnos a Dios. De la misma manera, necesitamos vestirnos de Cristo cuando enfrentamos a Satanás. Dios no halla pecado en nosotros cuando nos vestimos de Cristo. Tampoco Satanás puede hallar nuestros pecados cuando estamos en Cristo. Cuando nos mantenemos en esa posición, Satanás no nos puede atacar, pues allí somos perfectos ante Dios y también ante Satanás. ¡Qué hecho tan glorioso!
No debemos temerle a Satanás. Si tenemos temor de él, se reirá de nosotros y dirá: “¡Qué persona tan necia! ¿Cómo puede ser tan insensata?” Todo aquel que le teme a Satanás es un tonto, porque ha olvidado su posición en Cristo. No tenemos razón para temerle. Hemos trascendido sobre su poder. Podemos mantenernos firmes en nuestra postura y decirle: “¡No puedes tocarme! ¡No importa cuán fuerte seas ni cuántos recursos tengas, te has quedado atrás!” En el día de la resurrección del Señor, llevó cautivo al enemigo y lo expuso a vergüenza pública. Hoy estamos permaneciendo en el terreno de la resurrección, y ¡triunfamos por medio de la cruz!
D. La fe en que la ascensión del Señores superior al poder de Satanás
En cuarto lugar, debemos creer que la ascensión del Señor lo puso por encima del poder de Satanás. En Efesios 1:20-22 dice: “Resucitándole [a Cristo] de los muertos y sentándole a Su diestra en los lugares celestiales, por encima de todo ... no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. Esto significa que el Señor Jesús ya está sentado en los lugares celestiales y está por encima de toda potestad de Satanás.
En Efesios 2:6 dice: “Y juntamente con El nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales en Cristo Jesús”. Esta es nuestra posición como cristianos. El Señor Jesús resucitó, está sentado en los lugares celestiales por encima de todo poder de Satanás. Nosotros fuimos resucitados juntamente con Cristo y estamos sentados en los lugares celestiales con El, por encima de todo poder de Satanás.
Efesios 6:11-13 dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las estratagemas del diablo ... y habiendo acabado todo, estar firmes”. El capítulo dos nos muestra que estamos sentados en los lugares celestiales juntamente con el Señor, y el capítulo seis, que necesitamos mantenernos firmes. El capítulo dos dice que necesitamos sentarnos, mientras que el capítulo seis dice que necesitamos estar de pie. ¿Qué significa sentarse? Sentarse significa descansar e indica que el Señor venció y que nosotros ahora podemos reposar en Su victoria. Esto es lo que significa depender de la victoria del Señor. ¿Qué significa estar firmes? Quiere decir que la guerra espiritual no consiste en atacar, sino en defender. Estar firme no indica atacar; sino defender. Debido a que el Señor obtuvo una victoria total, no necesitamos seguir atacando. La victoria de la cruz es completa, y no es necesario atacar. Aquí podemos ver dos actitudes: una es sentarse, y la otra estar firmes. Nos sentamos a descansar en la victoria del Señor, y estamos firmes resistiendo a Satanás y no permitiéndole quitarnos la victoria.
La guerra cristiana se basa en rechazar la derrota, no en pelear por obtenerla. Ya vencimos. Peleamos desde nuestra posición de victoria, para mantener nuestra victoria, pues ya está en nuestras manos. La lucha que se menciona en Efesios, es la guerra que pelean los vencedores. No llegamos a ser vencedores luchando. Necesitamos distinguir entre estas dos cosas.
¿Cómo nos tienta Satanás? El trata de hacer que nos olvidemos de nuestra posición de victoria; trata de poner un velo sobre nuestros ojos para que no veamos nuestra propia victoria. Si cedemos a sus tácticas, pensaremos que la victoria está lejos y fuera de nuestro alcance. Debemos recordar que la victoria del Señor es completa. Es tan completa que toda nuestra vida está incluida en esta victoria. Una vez que creemos, vencemos. Satanás está derrotado, y nosotros hemos vencido en Cristo. Satanás quiere robarnos la victoria que hemos obtenido. Su obra consiste en probarnos para descubrir secretamente si tenemos fe. Si no sabemos que la victoria ya es nuestra, fracasaremos. Pero si estamos conscientes de nuestra victoria, su obra fracasará.
Por consiguiente, contraatacamos la obra de Satanás con la obra del Señor Jesús. Nosotros resistimos a Satanás por medio de la manifestación, la muerte, la resurrección y la ascensión del Señor. Hoy nos mantenemos firmes en la obra consumada del señor. No necesitamos tratar de vencer de algún modo cuando Satanás nos ataca. Cuando tenemos el más leve pensamiento de procurar vencer, ya fracasamos porque nuestra posición es incorrecta. Cuán grande es la diferencia entre una persona que trata de vencer y una que resiste sabiendo que ya venció. Resistir al diablo significa que lo resistimos por la victoria de Cristo.
Este asunto requiere revelación. Necesitamos ver la manifestación del Señor, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión. Debemos estar conscientes de todas estas cosas.
Como cristianos debemos aprender a resistir al diablo. En toda circunstancia debemos decirle a Satanás: “¡Aléjate de mí!” Que Dios tenga misericordia de nosotros para que tengamos esta fe. Espero que tengamos fe en las cuatro cosas que el Señor efectuó por nosotros, y que podamos tener una fe firme que resista a Satanás y rechace su obra sobre nosotros.
En tercer lugar, debemos creer que la resurrección del Señor puso en vergüenza a Satanás; de modo que ya no puede atacarnos.
En Colosenses 2:12 dice: “Sepultados juntamente con El en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados juntamente con El, mediante la fe de la operación de Dios, quien le levantó de los muertos”. Este versículo habla tanto de la muerte como de la resurrección. El versículo 13 presenta el hecho de que nosotros estábamos muertos y resucitamos; el versículo 14 nos muestra lo que realizó el Señor al morir; y el versículo 15 nos dice que el Señor Jesús despojó a los principados y a las potestades y “los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. El versículo 20 dice: “Si habéis muerto con Cristo”, y en 3:1 leemos: “Si, pues, fuisteis resucitados juntamente con Cristo”. Este pasaje comienza con la resurrección y finaliza con la resurrección; y entre el principio y el fin se habla de triunfar en la cruz. Debemos permanecer en resurrección para triunfar en la cruz.
¿Cómo podemos hacer esto? La declaración que hicimos anteriormente lo explica: el Señor murió, y nosotros morimos en El. Satanás, quien tiene dominio sobre el viejo hombre, sólo nos puede perseguir hasta la cruz, pero la resurrección está fuera de su alcance. Así como Satanás no tenía nada en el Señor Jesús mientras estaba en la tierra (Jn. 14:30), tampoco tiene nada en El ahora que está en resurrección. Satanás no tiene absolutamente ningún lugar ni ninguna autoridad en la nueva vida. No puede tocar nuestra nueva vida.
Cuando el Señor Jesús estaba en la cruz, estaba rodeado de innumerables demonios, los cuales pensaban que podían destruir al Hijo de Dios. Esto pudo haber sido una gran victoria para ellos. No tenían idea de que el Señor Jesús iba a morir y luego saldría de la muerte y vencería la autoridad de la muerte. Este es un hecho glorioso: el Señor no pudo ser retenido por la muerte. Por eso, tenemos la confianza de decir que la vida de Dios vence la muerte.
¿Qué es la vida de resurrección? Es una vida que no puede ser afectada por la muerte, que trasciende la muerte, que va más allá de los linderos de la muerte y que no puede ser retenida por la muerte. El poder de Satanás se extiende solamente hasta la muerte. El Señor Jesús demostró con Su resurrección cuán grande es el poder de Su vida, pues con él desmenuzó el poder de Satanás. La Biblia llama a este poder “el poder de Su resurrección” (Fil. 3:10). Cuando este poder se expresa en nosotros, todo lo de Satanás es derribado.
Podemos resistir a Satanás porque tenemos la vida de resurrección, la cual no tiene nada que ver con Satanás. Nuestra vida procede de la vida de Dios; es una vida que no puede ser retenida por la muerte. Satanás no puede tocar esta vida, porque su poder sólo llega hasta la muerte. Debemos mantenernos en la resurrección y mirar triunfalmente hacia atrás por medio de la cruz. Colosenses 2 habla de triunfar en resurrección. Dicho capítulo habla de la resurrección, no de la muerte. No triunfamos sobre la muerte por medio de la resurrección, sino en la resurrección.
Al resistir al diablo los hijos de Dios deben declarar con una fe firme: “Gracias doy a Dios por haberme resucitado. Satanás, ya no puedes hacer nada. ¡No tienes poder! ¡Esta vida está muy por encima de ti! ¡Satanás, aléjate de mí!”
No podemos hacerle frente a Satanás basándonos en la esperanza. Sólo lo podemos detener en la resurrección, el terreno del Señor. Este es un principio fundamental. Colosenses 2:12 nos dice que debemos creer en “la operación de Dios, quien le levantó [a Jesús] de los muertos”.
Necesitamos mantener ante Satanás la posición que tenemos ante Dios. La Biblia nos dice que cuando nos acerquemos a Dios lo hagamos con manto de justicia (Is. 61:10; Zac. 3:4-5), el cual es Cristo. Necesitamos vestirnos de Cristo para acercarnos a Dios. De la misma manera, necesitamos vestirnos de Cristo cuando enfrentamos a Satanás. Dios no halla pecado en nosotros cuando nos vestimos de Cristo. Tampoco Satanás puede hallar nuestros pecados cuando estamos en Cristo. Cuando nos mantenemos en esa posición, Satanás no nos puede atacar, pues allí somos perfectos ante Dios y también ante Satanás. ¡Qué hecho tan glorioso!
No debemos temerle a Satanás. Si tenemos temor de él, se reirá de nosotros y dirá: “¡Qué persona tan necia! ¿Cómo puede ser tan insensata?” Todo aquel que le teme a Satanás es un tonto, porque ha olvidado su posición en Cristo. No tenemos razón para temerle. Hemos trascendido sobre su poder. Podemos mantenernos firmes en nuestra postura y decirle: “¡No puedes tocarme! ¡No importa cuán fuerte seas ni cuántos recursos tengas, te has quedado atrás!” En el día de la resurrección del Señor, llevó cautivo al enemigo y lo expuso a vergüenza pública. Hoy estamos permaneciendo en el terreno de la resurrección, y ¡triunfamos por medio de la cruz!
D. La fe en que la ascensión del Señores superior al poder de Satanás
En cuarto lugar, debemos creer que la ascensión del Señor lo puso por encima del poder de Satanás. En Efesios 1:20-22 dice: “Resucitándole [a Cristo] de los muertos y sentándole a Su diestra en los lugares celestiales, por encima de todo ... no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. Esto significa que el Señor Jesús ya está sentado en los lugares celestiales y está por encima de toda potestad de Satanás.
En Efesios 2:6 dice: “Y juntamente con El nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales en Cristo Jesús”. Esta es nuestra posición como cristianos. El Señor Jesús resucitó, está sentado en los lugares celestiales por encima de todo poder de Satanás. Nosotros fuimos resucitados juntamente con Cristo y estamos sentados en los lugares celestiales con El, por encima de todo poder de Satanás.
Efesios 6:11-13 dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las estratagemas del diablo ... y habiendo acabado todo, estar firmes”. El capítulo dos nos muestra que estamos sentados en los lugares celestiales juntamente con el Señor, y el capítulo seis, que necesitamos mantenernos firmes. El capítulo dos dice que necesitamos sentarnos, mientras que el capítulo seis dice que necesitamos estar de pie. ¿Qué significa sentarse? Sentarse significa descansar e indica que el Señor venció y que nosotros ahora podemos reposar en Su victoria. Esto es lo que significa depender de la victoria del Señor. ¿Qué significa estar firmes? Quiere decir que la guerra espiritual no consiste en atacar, sino en defender. Estar firme no indica atacar; sino defender. Debido a que el Señor obtuvo una victoria total, no necesitamos seguir atacando. La victoria de la cruz es completa, y no es necesario atacar. Aquí podemos ver dos actitudes: una es sentarse, y la otra estar firmes. Nos sentamos a descansar en la victoria del Señor, y estamos firmes resistiendo a Satanás y no permitiéndole quitarnos la victoria.
La guerra cristiana se basa en rechazar la derrota, no en pelear por obtenerla. Ya vencimos. Peleamos desde nuestra posición de victoria, para mantener nuestra victoria, pues ya está en nuestras manos. La lucha que se menciona en Efesios, es la guerra que pelean los vencedores. No llegamos a ser vencedores luchando. Necesitamos distinguir entre estas dos cosas.
¿Cómo nos tienta Satanás? El trata de hacer que nos olvidemos de nuestra posición de victoria; trata de poner un velo sobre nuestros ojos para que no veamos nuestra propia victoria. Si cedemos a sus tácticas, pensaremos que la victoria está lejos y fuera de nuestro alcance. Debemos recordar que la victoria del Señor es completa. Es tan completa que toda nuestra vida está incluida en esta victoria. Una vez que creemos, vencemos. Satanás está derrotado, y nosotros hemos vencido en Cristo. Satanás quiere robarnos la victoria que hemos obtenido. Su obra consiste en probarnos para descubrir secretamente si tenemos fe. Si no sabemos que la victoria ya es nuestra, fracasaremos. Pero si estamos conscientes de nuestra victoria, su obra fracasará.
Por consiguiente, contraatacamos la obra de Satanás con la obra del Señor Jesús. Nosotros resistimos a Satanás por medio de la manifestación, la muerte, la resurrección y la ascensión del Señor. Hoy nos mantenemos firmes en la obra consumada del señor. No necesitamos tratar de vencer de algún modo cuando Satanás nos ataca. Cuando tenemos el más leve pensamiento de procurar vencer, ya fracasamos porque nuestra posición es incorrecta. Cuán grande es la diferencia entre una persona que trata de vencer y una que resiste sabiendo que ya venció. Resistir al diablo significa que lo resistimos por la victoria de Cristo.
Este asunto requiere revelación. Necesitamos ver la manifestación del Señor, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión. Debemos estar conscientes de todas estas cosas.
Como cristianos debemos aprender a resistir al diablo. En toda circunstancia debemos decirle a Satanás: “¡Aléjate de mí!” Que Dios tenga misericordia de nosotros para que tengamos esta fe. Espero que tengamos fe en las cuatro cosas que el Señor efectuó por nosotros, y que podamos tener una fe firme que resista a Satanás y rechace su obra sobre nosotros.
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