¿Jesús sana a la gente con nuestra fe?
Refutando los mitos de la sanidad por fe.
Por Larry Keefauver
Traducción: Arturo Perales
Algunos creyentes se enfocan exclusivamente en la fe como clave para su sanidad. Pero Jesús sanó a muchos que aparentemente no tenían fe. Algunos fueron sanados porque sus amigos eran los que tenían fe. Otros se encontraban atados por espíritus de demonios y fueron sanados por un exorcismo, inclusive contra su voluntad.
La verdad es que Dios sana. El primer mito es que Dios sane siempre por iniciativa de nuestra fe.
El maestro de fe Frederick K.C. Price ha declarado que: "El séptimo método para recibir sanidad--[que] yo creo es la clase más alta de fe—es la forma más alta de recibir sanidad...si crees lo recibes, confiesas que: Bendito Dios, yo creo que soy sanado, yo creo que he recibido mi sanidad... yo creo que esto es así. Yo creo que puedo caminar en salud divina todos los días de mi vida.' Estás leyendo sobre un hombre que nunca se enfermará y no estoy siendo presuntuoso."
Aquí vemos que el mito está mezclado con la verdad. La clase más alta de fe es, "Yo creo en Jesús," no solamente, "yo creo."
Es verdad que la fe debiera ser nuestra iniciativa. Pero aun nuestra iniciativa viene por el impulse del Espíritu Santo: "Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo." (1 Cor. 12:3). Nuestra fe nos ayuda a recibir la sanidad, así como la falta de fe estorba la sanidad. Pero la sanidad no depende de la fe. La sanidad depende del Sanador.
La sanidad es la voluntad de Dios. El evangelista canadiense Peter Youngren escribió: "Jesús claramente nos muestra la voluntad de Dios en la sanidad... la Palabra de Dios declara que las le siguió mucha gente, y sanaba a todos,' (Matt. 12:15). Cuando Jesús sanaba a todos, obviamente estaba haciendo la voluntad del Padre, porque “Solo hacía lo que el Padre quería que hiciera."
Youngren añade: "Por eso puedes venir con valor pidiendo a Dios por sanidad. Dios está de tu parte. El quiere lo mejor para ti. El es bueno"
Así que, si Dios quiere, entonces ¿Puede tu fe mover Su mano para sanarte? En las palabras del comercial de renta de autos Hertz: "¡No exactamente!"
Tu fe lo mueve para salvarte (ve Rom. 10:9-13; Ef. 2:8). Y en tu salvación está tu sanidad: "para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Mat. 8:17; Is. 53:4-6).
Pero tu fe no afecta tu sanidad ahora. Cuando serás sanado descansa enteramente en los propósitos soberanos del Sanador.
Considera este ejemplo bíblico. En Juan 5 Jesús sanó un paralítico en el estanque de Betesda aunque una multitud abarrotaba ese lugar diariamente para ser sanados. ¿Por qué fue sanado un hombre en ese momento mientras que otros no lo fueron?
Juan 5:19 da la respuesta cuando Jesús confesó, "De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente..'"
El erudito bíblico Jack Deere correctamente observa que la iniciativa para lo milagroso en el ministerio de Jesús no comenzaba en él sino con el Padre. "El sanó solo las personas que vio a su Padre sanar," Deere escribe. "La única razón firme para la sanidad del paralítico que podemos obtener del contexto de Juan 5 es porque fue la voluntad del Padre, and y Jesús ejecutó la voluntad de su Padre ... Estamos el ultimo enfrentándonos a la conclusión que a veces el Señor obra Milagros de su propios propósitos soberanos sin dar ninguna explicación por sus acciones a sus seguidores."
El segundo mito acerca de la sanidad es que si permaneces en fe, serás físicamente sanado en el tiempo y el espacio. Kennneth y Gloria Copeland han declarado que la sanidad vendrá si tenemos fe en nuestros corazones y la Palabra de dios en nuestras bocas. Pero, añaden: "Puede tomar un tiempo que se manifieste en tu cuerpo. Así que permanece firme en la fe, dando gracias a Dios hasta que eso suceda. Enfócate en la Palabra de Dios, no en los síntomas físicos."
¿En que debeos "permanecer firmes"? La "roca" sobre la que estamos parados no es la fe o la sanidad sino solo Cristo—el Sanador. En Hebreos 10:23 somos amonestados a permanecer en la profesión de nuestra fe. ¿Pero en que es nuestra profesión de fe? Ciertamente, no no debe ser en la la fe o en la sanidad.
Tenga cuidado que su fe no esté en la fe misma--o, peor aún, ¡en un maestro de fe! Simplemente creer esforzándose lo suficiente, durante el tiempo suficiente o con la fuerza suficiente no te fortalecerá ni impulsará tu sanidad. Hacer gimnasia mental parta "agarrarte de tu milagro" no causará que se manifieste la sanidad ahora.
¿Entonces qué es la fe? Es más que creer en tu corazón que Dios sana. La verdad es que Dios, es el Dios que sana. La fe es confiar en el Dios que sana. La fe es una rendición radical, y absoluta al Dios que sana. La fe no es agarrarte de tu sanidad sino agarrarte de Dios que puede hacer lo imposible.
La verdad es que tu sanidad puede manifestarse hasta la eternidad y no en el tiempo. Si tu confianza está en Dios que sana, entonces el cuando él te sane es secundario a pertenecer al Sanador. Ciertamente le agradecerás si te sana hoy. Pero si tu sanidad viniese más allá de la muerte en la eternidad, ¿Le alabarás ahora por ello?.
Pablo hizo eso: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano." (1 Cor. 15:55-58).
El tercer mito acerca de la sanidad es que si solo confiesas tu sanidad, serás sanado ahora mismo. Pero Debieras confesar al Sanador, no tu sanidad.
En su libro de éxito en ventas, La Cura Bíblica, el Dr. Reginald B. Cherry nos anima a "hablarle a la montaña" de nuestra enfermedad cuando oramos. Eso es importante en la oración. Pero orarlo y decirlo no hará que se manifieste tu sanidad física ahora.
La confesión positiva no afecta la sanidad. Si eso fuera cierto, cualquiera que creyese en ejercicios de mente-sobre-materia podría sanar gente. Solo Jesús sana.
Nuestra confesión debiera estar en él, no en ser sanados ahora. Jesús advirtió severamente: " A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. " (Matt. 10:32-33).
Es tiempo que desechemos las mentiras que nublan la verdad sobre la fe y la sanidad. Es tiempo de abrazar las verdades escriturales que quebranta mitos sin profundidad y nos traen libertad para vivir confiadamente en Dios.